¿Podemos imaginar las clases como un videojuego?
Julio César Mateus es Doctor en Comunicación por la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona y profesor investigador de la Universidad de Lima. Se especializa en Educación Mediática y Culturas Digitales.
En su artículo, que pueden leer completo aquí, nos invita a reflexionar sobre los videojuegos y la educación con el objetivo de recuperar el componente lúdico en la enseñanza de contenidos y, a su vez, nos brinda estrategias para poder incluirlos con escasa demanda de recursos. El Dr. Mateus establece una interesante relación entre el avance técnico y lúdico de los videojuegos y las teorías del aprendizaje.
Uno de los aspectos centrales que plantea es la posibilidad de interactividad que da al alumno un rol activo en su proceso de aprendizaje a través del videojuego, lo cual potencia su motivación, transformando el “deber aprender” por el “querer aprender.”
Por otro lado, destaca la importancia de la gestión del error. Se sabe que el error es parte de jugar en videojuegos, los niños se esfuerzan en aprender rápido para conseguir nuevas metas y seguir jugando, lo que implica que incorporan saberes y habilidades progresivamente en cada etapa superada, logrando así aprendizajes significativos y activos. Esto se potencia por el trabajo colaborativo que desarrollan entre pares para cumplir con las metas.
Existen muchos aspectos positivos de las capacidades que se desarrollan en los/as niños/as y adolescentes, entre ellas, se destaca la atención, la memoria, la resolución de problemas y el pensamiento crítico.
¿El desafío de los docentes? Conocer la cultura digital de sus alumnos para poder entender a qué juegan, cómo lo hacen, qué vínculos construyen a partir de la interacción y, desde ya, desarrollar cierta creatividad para vincularlo con los temas abordados en su currícula. ¿Se animan?