Inteligencia Artificial
Artículo
Diez temas sobre Inteligencia Artificial y educación
En el marco de la cultura digital y en su desarrollo actual, la Inteligencia Artificial (IA) puede entenderse como la combinación de diversos algoritmos que, a partir de datos digitales, generarán formas de comunicación e interacción emulando y potenciando las características del aprendizaje humano para así solucionar, de manera más eficiente, problemas simples y complejos que mejoran la calidad de la vida humana. Como anhelo y dilema ético, con la IA se busca la creación de máquinas (autómatas, robots, cyborgs, androides, biorobots, por ejemplo) que puedan pensar y generar diversos niveles de conciencia.
Para el campo educativo han de considerarse, al menos, los siguientes temas:
La IA se convierte en un entorno de aprendizaje que se impone en diferentes esferas de la vida humana. En consecuencia, las formas de comprensión sobre los usos y alcances éticos, morales y legales de este entorno de aprendizaje deben permear las prácticas de los educadores.
Formar para generar criterios que permitan establecer la veracidad de aquello que produce y alimenta la IA es un reto para la educación. En consecuencia, en la actualidad el pensamiento crítico cobra relevancia en la medida que profesores y estudiantes pueden ejercitar el discernimiento ético y moral.
Las prácticas pedagógicas se ven afectadas por la IA, en la medida que los recursos disponibles para la enseñanza y el aprendizaje no parecen producir experiencias formativas que superen la instrumentalización de la educación y la llana transmisión de información.
En consecuencia, los diseños y planificaciones pedagógicas deben replantearse para configurar currículos, didácticas y evaluaciones que valoren la acción humana en sus niveles éticos, morales y políticos; dimensiones aún no colonizadas por la IA.
Así, la promoción de habilidades blandas, hasta ahora extrañas para la IA, cobran mayor relevancia en los diversos niveles formativos.
Como apoyo a la labor docente, la IA puede facilitar las labores operativas del ejercicio del educador.
Sin embargo, si la labor del profesor se sigue simplificando a la instrucción y el desarrollo de conocimientos disciplinares, la profesión docente es fácilmente reemplazable por la IA mediante máquinas que realicen esta labor. Una profesión docente centrada en la educación en valores, en el desarrollo de habilidades blandas y en la ciudadanía puede mantenerse mayor tiempo lejos del control de la IA.
Esto requiere desarrollar estrategias de aprendizaje que involucren la IA en el aula: la pedagogía de la pregunta ante la IA; la posibilidad de "jugar" en clase con las apps, como uso del chat (haciendo instrucciones cada vez más ajustadas) o creación de imágenes; armar dinámicas que revelen la "desinformación" para discutir en clase.
La hiperdigitalización de la escuela y centros de educación superior lleva a olvidar que la vida cotidiana es fuente de experiencias formativas. Así, también se puede aprender de las buenas prácticas de las pedagogías que han funcionado fuera de los entornos digitales.
Debe recordarse que no todas las regiones del mundo se encuentran conectadas o con posibilidades reales de interacción con la cultura digital. Esto hace que la IA pueda ser absorbida con mayor eficacia en las sociedades con mayor conectividad y desarrollo tecnológico, excluyendo a quienes no pueden hacerlo. En ese contexto, la educación debe ser garante de los principios de igualdad y de defensa frente a las hegemonías culturales.